Jn.1:4
En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
10:10 El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
11:25 Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá.
Hermanos y hermanas, ustedes necesitan vida. Otras cosas agrandan los agujeros, pero la vida cerrará cada agujero. Necesitamos el ministerio de Juan. El ministerio de Juan, el último ministerio en la Biblia y con el cual concluye toda la Biblia, es un ministerio remendador de vida.
El Evangelio de Juan es un libro de vida, por lo tanto, nunca ofrece respuestas conforme al árbol del conocimiento del bien y del mal, sino que siempre dirige a la gente al árbol de la vida. No se puede dar respuestas de bien o mal, correcto o incorrecto, sí o no. Solamente hay una cosa: la vida. No es necesario que estemos correctos, así como no es necesario que estemos equivocados. Lo único que debe interesarnos es la vida. Mientras tengamos la vida, todo estará bien.
La vida es algo asombroso debido a que ella es misteriosa. Incluso nuestra vida humana es un misterio. Entonces, ¡cuánto más misteriosa habrá de ser la vida de Dios! La vida es mencionada repetidas veces en el Evangelio de Juan, mucho más que en los otros evangelios. La vida a la que Juan se refiere es la vida eterna que no fue creada, la vida que es Dios mismo. Esta vida, ¡ciertamente es un misterio! A la postre, Juan nos dice que esta vida es el Espíritu divino mismo.
Todos podemos estar seguros de que este Cristo está dentro de nosotros. Dondequiera que vayamos, Él está dentro de nosotros. Cuando estamos felices disfrutando de Su compañía, en las reuniones, orando, orando-leyendo, es posible que no tengamos un sentir muy claro de que Él está dentro de nosotros. Pero si vamos en contra de Sus deseos, Él se nos presentará de una manera prevaleciente. Si vamos a una sala de cine o una sala de juego, un casino, Él nos hablará desde nuestro interior: “¿Qué haces aquí?”. Nuestro Señor es real, viviente, presente y está en nuestro interior. Nosotros no tenemos una religión. ¿Qué necesidad tenemos de una religión? ¡Tenemos al Cristo vivo! Él es lo que necesitamos y lo que tenemos.
El ministerio remendador de Juan recalca enfáticamente el hecho de que Cristo vive en nosotros (14:17, 23; 15:4-5). Él es real, viviente, poderoso y, al mismo tiempo, bondadoso, amoroso y paciente. No debiéramos pensar que si le ofendemos, Él se irá. Cuanto más le ofendemos, más nos convencerá que Él ¡jamás nos dejará!
Juan primero nos presenta a Jesús como Dios, pero finalmente nos dice que esta misma Persona está ahora en nosotros. Él es la corporificación del Padre (14:8-11), Él es el Hijo y, en resurrección, llegó a ser el Espíritu que mora en nosotros. Al tenerlo a Él, tenemos al Dios Triuno. Él es nuestra vida.
El Evangelio de Juan es un libro que trata sobre la vida. Esta vida es simplemente el Dios Triuno mismo. Cristo vino para que tengamos vida, y para que la tengamos en abundancia (10:10). Mediante Su muerte y resurrección, Él liberó esta vida y nos la impartió. Ahora tenemos al Dios Triuno dentro de nosotros como nuestra vida.
Juan [en 1 Juan 1:1-3] no usa la palabra evangelio, más bien, él afirma que lo que [los apóstoles] anunciaron fue la vida. Él describe esta vida como “lo que era desde el principio”, lo cual ellos pudieron oír, ver y palpar tocante a la Palabra de vida. Aquí, Juan nos dice que esta vida fue manifestada y que ellos la vieron, por lo cual, ahora ellos la anuncian a los demás.
¿Qué es esta vida? ¿Presentó Juan una doctrina? ¿O el evangelio? Esta vida es una persona maravillosa, la cual el lenguaje humano no puede describir. ¡Todo lo que Juan pudo decir al referirse a Él fue “lo que”! Esta persona ha estado con el Padre desde la eternidad. Él se manifestó a los apóstoles y fue conocido y anunciado por ellos como la vida.
Éste ciertamente es un mensaje bastante extraño, pues anuncia que una Persona es la vida. Según nuestra manera natural de pensar, no consideraríamos la vida como una persona. La vida es una cosa, mientras que una persona es otra muy distinta. Una persona tiene vida, pero no diríamos que ella es vida. Pero Juan anunció valientemente, no dice que predicó o enseñó, sino que anunció esta vida, quien es una persona.